jueves, 22 de octubre de 2015

RETORNO

Para entrar en el reino de la muerte avancé por el pórtico de bronce que interrumpía las murallas siniestras. Sobre ellas descansaba perpetuamente la sombra como un monstruo vigilante. Extendíase dentro del recinto un espacio temeroso y oscuro, e imperaba un frío glacial que venía de muy lejos. Era el suelo bajo mis pies como una torpe alfombra, y sobre él avanzaba lentamente suspendida por alas invisibles. El pasmo de la eternidad se revela en augusto silencio, comparable a la calma que rodea el concierto de los astros distantes. Con él crecía el misterio en aquella región indefinida, donde ningún contorno rompía la opaca vaguedad. El espectáculo igual de la sombra invariable perpetuaba en mí el estupor del sueño de la muerte.

Había invadido voluntariamente el mundo que comienza en el sepulcro, para ahogar en su seno, como en un mar de olvido, mi lastimado espíritu. Allí detenía el tiempo su reloj y sucumbía la forma en el color funeral. Surgía del oculto abismo la oscuridad, con el sigilo de una tarea tarda y sin rumor, y me arrastraba y tenía a su merced como una voluptuosa deidad. Cautivo de su hechizo letal, erré gran espacio a la ventura, obstinado en la peregrinación extraña y lúgubre. Pero al sentir tras de mí el clamor de la vida, como el de una novia abandonada y amante, volví sobre mis pasos.



de José Antonio Ramos Sucre
Cantos de vacías tinieblas
Página 26 y 27
Colección Caminos del Sur
Serie El Gallo Pelón
Ilistrado por Daniel David Duque Gil
Selección Marjori Lacenere Sánchez 

lunes, 12 de octubre de 2015

PARA TI, CUANDO LO SEPAS...


Con la luz de la mañana recreo mi mente. Recreo mis pensamientos sabiendo que tendré otra oportunidad de vivir junto a ti. No es solo ese instinto de entenderte cada vez que intentas decirme algo, sino también que con tus intensos y alegres ojos mi vida es radiante. Y el calor del amanecer, y el olor del nacimiento de este nuevo y continuo amor, llega a mí una clara posibilidad de comenzar…y entonces comprendo una vez más el sentido de la existencia.

Nunca imaginé estar tan ilusionado a tu lado, volver a sentir la ternura para este nuevo querer. Un momento más contigo es tener la eterna juventud pues, con tus gestos solo puedo decirte cuanto te quiero y, con la constante dedicación hacia ti lograré que me digas cuanto me quieres. Deleitarme contigo es tener de nuevo ese recuerdo juvenil con el cual me contagias y me haces delirar en lo más recóndito de mí ser. Mi alma es más feliz con cada abrazo tuyo, con cada beso tuyo y con qué tan sola salga una sola sílaba con tu voz es suficiente para entender que aunque muera estaré siempre en tus recuerdos, en tu mente y en tu corazón. Ya puedo decir que somos uno, que naciste para mí y que jamás sentirás la antología de negarme, pues todo lo que hago es ahora para ti, y sé que te enorgullecerás de decir que tu eres yo, sin dejar nunca de ser tu.

Cuando duermes a mi lado me doy cuenta que eres un verdadero ángel, mi ángel. Ese ángel con el que todos soñamos, que nunca vemos pero siempre está a nuestro lado, y quizás por eso simplemente nos sentimos felices sin ninguna razón aparente... Ahora ya caminamos agarrado de la mano, sin miedo, cuidándonos, midiendo cada paso que damos como quien tiene temor a caerse, pero con el entusiasmo de querer correr sin detenernos, en momentos como estos, sencillamente pienso cuanto te quiero.

Me emociona cuando estamos en la mesa y acerco a tu boca con devoción y cariño la comida, y me miras, y me sonríes, y sé que estas feliz porque estoy a tu lado. No dices nada pero sé que me quieres, y en ese momento pienso cuanto te quiero. Y el tiempo pasa, y los momentos se hacen eternos, cuanto más tiempo menos tiempo y en aquel tiempo esperare al final del camino labrado el instante en que puedas decirme “te quiero….abuelo” y ese será uno de los momentos más felices de mi vida. Y sabremos definir entonces porque eres mi nieto y yo tu abuelo.

Henry Martínez.-