viernes, 15 de abril de 2016

ENCONTRAR LO QUE NUNCA SE HA PERDIDO (Parte FINAL)

Él se quedó ensimismado, recordó tantas cosas en aquel momento, recordó cosas de su infancia, de su juventud rebelde, de amigos y novias, de familiares vivos y muertos. Su cara era un poema, era una oda al recuerdo. Recordó triunfos y fracasos, recordó quien era, de donde venia y hacia donde iba. Después de todo lo que tenía, volvía a encontrar sentido a su vida. Ahora sentía que una paz interna recorría todo su cuerpo, cayó de rodilla y comenzó a sollozar, su alegría era inmensa pues ahora sabía a quien buscaba y por qué. Sabía a donde ir comprendiendo que existe alguna razón. Levanto una vez más la cara al cielo y respiró el aire puro del bosque, se sentía el aroma de la tierra, vió con detenimiento desde las criaturas mas diminutas hasta los grandes árboles por encima de él….y comprendió la vida.
Se levantó con entusiasmo y mirando al frente, vio que aquella brillante luz se estaba haciendo traslucida ¿Qué te está pasando? —Preguntó-- ¿te perderé de nuevo?
--No,--respondió la luz ya mas traslucida—ni tu ni nadie me ha perdido jamás, solo que a veces me hacen a un lado por temor a seguir creyendo. Solo se hacen daño porque la realidad es y siempre será una, aunque sea vista de diferente manera, y el destino es laborable y duradero siempre y cuanto me tengas presente.
--Te aseguro que eso haré siempre.
--Ahora sí puedes irte…y recuerda que estaré ahí cuando me necesites.
Se volteó decidido a comenzar a bajar la montaña lleno de una nueva energía y vitalidad que había sentido en sus primeros años de lucha y qué esta vez no la dejaría ir. La brisa era fresca y la luz del sol estaba ya más bajo camino hacia el horizonte. Las hojarascas volvían a crujir con los dos primeros pasos. Se detuvo de nuevo y en su rostro se dibujo una sonrisa. La brisa seguía su rumbo y se sentía que giraba entre los arboles como doncellas traviesas y libres, que se esconden y disfrutan del juego como nosotros cuando éramos niños. Se volteó y miró la luz, y sin vacilar le preguntó:
--¿me puedes decir tu nombre?
--Y la luz respondió—ESPERANZA…,--y continuo desapareciendo hasta que solo se veía el bosque, nuevamente se escucharon todos los sonidos del lugar, llenando de alegría su corazón. Él sonrió otra vez y acentuando con la cabeza mientras giraba para empezar a bajar, se dijo en voz baja “Lo sabía, solo quería escucharte una vez más”.

Y bajando, estaba ahora seguro  que volvería a disfrutar la vida, que vivirá cada segundo con toda intensidad, que gritará a los cuatros vientos que es feliz deseando compartir su felicidad con el mundo, que llevaría la buena noticia que todo no está perdido y que nunca lo ha estado, que él al igual que muchos en estas tierras, son hombres y mujeres llenos de esperanza y que por ello, esta es una vida pujante de futuro...pues encontró lo que nunca se le había perdido
FIN.
Henry Martínez.-

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