viernes, 1 de abril de 2016

ENCONTRAR LO QUE NUNCA SE HA PERDIDO (Parte III)

Vuelve a escuchar el sonido de las hojas secas en el suelo y mira a su izquierda para observar, busca con la mirada a lo que emite el ruido, otra lagartija quizás,  pensó,  pero su mirada no logra atinar a nada parecido, creyó que era su imaginación a causa del cansancio. Intenta retomar el ritmo pero este se hacía más lento, respira con dificultad y su visión sentía que no era óptima. En ningún momento ha mirado atrás, en ningún instante se ha puesto a pensar en cuanto ha subido, en su mente está claro el camino y aun no ha llegado al sitio indicado, así lo sentía.
Detuvo la marcha recostándose de un árbol, inclinó la cabeza hacia arriba con los ojos cerrados, respiró profundamente dos o tres veces al mismo tiempo que se pasaba la mano por la frente para secarse el sudor. Abrió los ojos y observó la luz del sol en lo alto de los arboles. Los rayos brillantemente se inclinaban desde su izquierda y caían con suavidad hasta tocar el suelo cubierto de hojas secas con una delicada timidez. Sintió que el alma le volvía al cuerpo, recordó que no había tomado agua desde mucho antes de empezar a subir, y aun así no tenía sed. Se incorporó con la meta final como su única idea y con pasos más lentos como si no pudiese levantar los pies, avanzaba con dificultad. Pensó: “estoy como el dicho ese; ando con un plomo en el ala” y sonrió.
Ya el sol había bajado más en dirección al oeste, iba rumbo al poniente, y mientras tanto él seguía caminando, no sabía si al norte, al sur, al este, al oeste o algún punto cardinal intermedio, solo seguía caminando, su corazón comenzó a latir más fuerte, él pensaba que  le estaba exigiendo mas oxigeno, sentía una extraña sensación que no recordaba haberla sentido antes. Pensó en detenerse pues por un instante  sentía la presencia de alguien o de algo, sus vellos se erizaron al imaginar que podría ser un lobo o un tigre, quizás de  un oso. No se detuvo pero caminó con un poco de cautela mirando a su derecha y luego al otro lado, giró en un pequeño círculo para mirar a todos los lugares, como asegurándose de que no quedara un palmo por cubrir, quiso avanzar más rápido pero sólo pudo acelerar un poco la marcha. Miró hacia el frente y casi se detuvo, allí estaba, ¡no lo podía creer! Había llegado al lugar que buscaba, ¡su corazón se lo decía palpitando con más fuerza!
Casi brincaba de la alegría…avanzó rápidamente para terminar de llegar hasta ahí, y cuando sintió que estaba en el centro del lugar rió a carcajadas y con la cabeza inclinada hacia el cielo comenzó a dar vueltas con los brazos extendidos a los lados. Giró y giró, y no paró de reír aunque no sabía por qué. Cuando bajó la cabeza en unas de las vueltas miró algo entre los árboles, la risa por poco se le paralizó y girando con más lentitud se detuvo de espalda a lo que había visto.
Quedo parado ahí con los ojos cerrados pensando que era su imaginación aunado al cansancio lo que le habría hecho ver esa sombra. Abrió los ojos y miró hacia el frente sabiendo que lo que había visto estaba a sus espaldas. Pensó dos veces antes voltear y respirando profundamente lo hizo, ¡¡ZUASSS!! El giro fue violento pero no había nada, y casi quieto como en una posición de combate miró de nuevo pero esta vez con movimientos de sus ojos de un lado a otro. Soltó la respiración pues en efecto no era nada. Su corazón aun latía fuerte por ese percance. Respiró profundo para calmarse, bajó la mirada al suelo con una expresión en su cara de: uff gracias a Dios; pero eso no duraría mucho porque sintiendo esa presencia, miró a su izquierda y allí estaba aquella sombra de nuevo. El hombre brinco en su mismo sitio cuando miró de frente aquello que no divisaba bien, trastrabilló unos pasos hacia atrás y cayó de espalda en el suelo haciendo ruido con las hojas secas, sus manos ya tocando el piso se aferraron a un montón de hojarascas que crujían en sus puños, sus dientes se aprisionaban entre sí, la expresión de su cara había cambiado a la de: ¡¡sálvame Dios!!,  intentaba ver con exactitud de qué era esa sombra, si de un animal o de una persona pues la luz que entraba en el bosque era trémula. Pero algo si empezaba a notar, la sombra de aquello que estaba allí, no se movía, no emitía ruido alguno, no había diferencia entre si estaba de pie, sentado o agachado. Simplemente no se movía. 

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