
Empujé hacia atrás la silla
donde estaba sentado para acercarme a la ventana a verificar si tenía grietas,
acerqué mi rostro al marco y pasé de arriba abajo mí mejilla y no sentí ni una
pizca de viento. Me alejé dando pasos cortos y lentos sin dejar de observar todo el marco de la
ventana. Posé la mano sobre la mesa tanteando para encontrar el lapicero sin
quitar la vista de la ventana, mis pensamiento estaban tratando de razonar en
un entorno que ahora de tanto pensar se me hacía extraño, no quería pensar de
momento en mi locura pues aun mis dedos seguían buscando el lapicero que se
seguro ya lo había tropezado varias veces sin darme cuenta.
Intenté sentarme de nuevo
pero tampoco alcanzaba la silla, di unos traspiés que casi me caigo pero logré
sobre ponerme e intenté mantenerme en calma. Una noción de neblina se coloca ante mis ojos y el temor logra tomarme por asalto. Respiro lo más profundo que
puedo y cierro los ojos para intentar entender que está pasando. Intento
calmarme una vez más, pero el revolotear de mis pensamientos me confunde en lo
que me debo y quiero hacer. Pienso en salir de esta habitación y mis piernas no
obedecen a mis instintos para escapar de este espacio.
Trato de recordar mi pasado
y lo que he hecho hasta el presente por el temor de olvidar quien soy, y lo que
consigo es un ir y venir de cosas que a veces no reconozco pero que si están en
mi pensamiento, o mente o que se yo lo que eso sea donde esté deben significar algo
para mí y mi existencia en lo vivido.
Luego que todo me dio
vueltas a mi alrededor como un torbellino, la habitación entró en calma, creí
por un momento que todo estaría desordenado pero solo atiné a ver el reloj de
incandescencia roja que me indicaba que faltaban cinco para las cuatro de la mañana…ya el sol
está próximo a salir y yo todavía sin escribir ni dormir…
Continua...
Henry Martínez.-
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