Era un sonido inaudible,
¿pero como puedo escuchar algo que no se escucha? Aun siento que ese sonido
viaja a mis espaldas, trato de no prestarle atención pero se me hace imposible,
volteo para descifrarlo en la oscuridad y logro ver un espesor como de respiro.
Respiro profundo y aumento la capacidad de ver pero al mismo tiempo el miedo se
apodera de mi mente ante lo desconocido, recuerdo todas los cuentos de terror
de cuando era niño y de todas las novelas de suspenso que me he leído con entusiasmo, y mi susto
comienza a ver cosas que intentan moverse de entre las paredes.
Vuelvo a suspirar para
intentar calmarme y poner mi mente en blanco…y recuerdo en lo blanco que aún
continúa la hoja de papel y sonrío, y con esa sonrisa me di cuenta que esa
sensación no la tenía desde hace mucho tiempo, que había perdido la capacidad
de sonreír por todos esos entorno de la vida que nos somete para vaciar nuestra
alma y depositarla en un estercolero que nos hunde hasta el cuello y nos amarga
la existencia. ¡Dios! Logro exclamar sin que el sonido se esparza por la
habitación, y vuelvo en un intento más de escribir pero ya el lapicero casi no lo siento entre mis dedos,
debe ser por el frío de la noche pensé. Suelto el lapicero para frotarme las
manos y darme un poco de calor cosa que al parecer no surte efecto y me inclino
para poner mi cabeza sobre la mesa y comienza a darme vuelta de nuevo, esta vez
sin tener muchos pensamiento en mi mente.
Me repongo en lo que creo es
mi postura de escritor y miro el reloj que con su opaca incandescencia de color
rojo me indica que ya son las dos de la madrugada. Como pasa el tiempo me dije,
pero para mí no ha sido rápido ni lento el pasar de ese tiempo, me pareció
normal porque ya me ha pasado en las noches anteriores a esta. Empiezo a sentir
como una calma en mi interior que me indica que ahora si voy a comenzar a escribir
y un dejo de alegría entra en mi ser, en mi esencia.
La postura de calma me hace
respirar con una confianza de posible paz hasta que de seguro, mi angustia volverá
a pasar por el inicio de mi escrito. Un soplido pasa por mis oídos que me hiela
la sangre, miro hacia la ventana y a parte de la oscuridad del exterior de mi
hogar me doy cuenta de que la ventana está cerrada y se cierne en mí una serie
de dudas que razonables o no siguen siendo dudas…
Continua...
Henry Martínez.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario