viernes, 13 de mayo de 2016

NOCTALGIA (Parte Final)

Miro a mi alrededor y observo cada objeto que se encuentra en ella, hasta donde la claridad alcanza a iluminar. La ventana deja ver en el exterior un paisaje hermoso que jamás me había dado cuenta que estaba ahí. Observo también con luz tenue el pequeño estante que está dentro de la habitación con unos libros desordenados en los entrepaños, un jarrón con unas flores secas, el reloj de luz incandescente ya no brillaba tanto y en la mesa están unas hojas con algunos garabatos escritos en perfectos desorden y otros tantos estaban en el suelo ya dándole la luz del sol.

Cerca de la mesa está la cama con las sábanas sin orden alguno, la sábana estaba tirando hacia el suelo como si alguien hubiese dormido allí y no pude haber sido yo pues llevo varios días despierto. Junto a la cama, la mesita de noche con la gaveta y las puestas abiertas. Al ver esto  entró en mí un sobresalto que se me erizó toda la piel, pensé de inmediato que algo malo habría pasado, un ladrón seguro entró, ese fue mi primer pensamiento pero al instante reacciono preguntándome en qué momento si siempre he estado aquí. La claridad de la mañana ya entraba en casi toda la habitación dando su luz con el pie de la cama. Y mis ojos se abren como persianas al ver en el suelo una mano que se aclaraba su imagen al iluminarse el espacio. No podía dejar de seguir con la vista lo que continuaba, un brazo y un torso y luego logré ver un cuerpo completo tirado en el suelo. Las facciones de su rostro me eran conocidas.

Di traspiés hacia atrás, con el susto más grande de mi vida, tropecé con la mesa lanzándola en el suelo y con el volaron los papeles que estaban encima. Mientras caía al suelo vi caer en cámara lenta esos papeles como las hojas secas de otoño que caen tumbadas por el viento helado del norte. Me arrastré tan rápido como pude a la esquina de la habitación en que aún no dada mucho el sol. El susto no pasaba todavía, venían a mi pensamientos de ¿Quién era? ¿Estará muerto? ¿Quién lo mató o de que murió? ¿Porque estaba ahí?
Mientras aguardaba en la esquina prendado del miedo, el sol seguí su avance y aunque no quería mirar más ni descubrir quién era esa persona tirada en el suelo de mi cuarto no podía dejar de hacerlo. Miré con más asombro aún al notar que la mesa que pensé que había tirado estaba de pie con sus hojas de papel encima. Cerré los ojos y apreté las manos y sentí un crujir entre ellas, abrí las manos y tenía una hoja de papel que arrastré conmigo al colocarme en ese reducto espacio que me acobijaba como los brazos protectores de una madre.

Tomé el papel con ambas manos y empecé a desdoblar su corrugada estructura, estaba escrito algo que se fue develando como una cortina ante mis ojos, y con mucho asombro pude leer “Que nadie sea acusado de mi muerte” más abajo estaba escrito de forma temblorosa “Sam…”

Me levante de mi sitio seguro pues el miedo se había ido y camine con mucha calma hacia la mesa de escribir, y recordando al fin  lo que tenía en mente por hacer tomé el lapicero y la hoja de papel y escribí “descubrir la vida es encontrar la muerte…voy tras los pasos de mi amor” y más abajo coloqué con mano firme “Sam…”


FIN. -

Henry Martínez.-

sábado, 7 de mayo de 2016

NOCTALGIA (Parte IV)


Me detuve a pensar cuando fue la última vez que pude descansar, y mi memoria comenzó de nuevo a dar vueltas pero de inmediato alcancé a toparme con algunos pensamientos poco claros pero que al mismo tiempo daban luces de algo de lo que ya había vivido.

Pasaba por mi mente como una película de mis ilusiones con una chica muy guapa, agradable y sonriente, delicada como un manjar de ricas frutas, con piel tan tersa como un manto de seda en las suaves manos de un bebé. Recordé que me amaba con locura y que se prendía a mis brazos con tanta pasión como las amapolas abrasan al sol en las mañanas y danzan con el pasar de las horas juntos sin quitarse la vista una del otro. Así recordaba a esa chica que pasó fugazmente por mis pensamientos. Luego y sin saber por qué, estaba solo, lleno de angustias y sobre saltos, desesperado y deprimido, llorando como si algo se hubiese separado de mí, sentía mi alma partida en pedazos y no daba la razón del porqué. Continuaba recordando con mucho esfuerzo. Me veía llorando en mi cama, sentado en la orilla con las manos tapando mi cara, con pensamientos insanos sobre mi vida…pero una neblina comienza a toparse entre lo que observo y hace huir esos recuerdos.

Me decido a hacer un posible último esfuerzo y empiezo a dar manotazos para que se disperse la neblina pero ya no veo nada, ya no me veo en la habitación e intento buscarme para permanecer en esto que estoy recordando. Busco y busco pero nada, y en medio de todo se reinicia mi desespero y mi fatiga, todo se revuelve y comienza una vez más a dar vueltas. Recuerdo en respirar profundo como lo hice la última vez para que se tranquilice mi entorno, y cuando exhalo abro los ojos lentamente para darme cuenta que nunca los había cerrado. Al parecer estuve de pie frente a la ventana todo este tiempo, y observo que los primeros rayos de sol despuntas entre las montañas y los sonidos de las aves se escuchan con alegrías de cantos de glorias. La luz del amanecer pasan entre los vidrios de la ventana iluminando mi silueta, besa el piso y sigue suavemente arrastrándose con sigilo por cada palmo de la madera del suelo mientras mi mirada lo persigue como esperando descubrir algo.

Ya la luz del sol topa con las patas de la mesa y me hace recordar que no he escrito nada, sube entre ellas y baña el fondo debajo de la tabla de la mesa, y me recuerda que sigo sin escribir nada. 
  

La luz del astro rey continua avanzando poco a poco queriendo iluminar toda la habitación, un aro de  claridad topa con mis pies pero inmutable sigue su andar. No siento el calor de este nuevo día, y mi visión parece esfumarse, por lo que doy unos pasos hacia atrás que parecen interminables pues no me tropiezo con nada como si la habitación estuviese vacía.
Continua...

Henry Martínez.-