Seguí observando para descubrir a esa persona que con misterio
intenta mantenerse en el anonimato. Nadie se le acerca, pareciera que no lo
miran, se mantiene oculto como esperando a alguien pero nadie llega. En medio
de mi antojosa curiosidad miro hacia mi derecha por un instante para observar
si alguien venía por ese sendero y buscando agudizo mi visión no observo
nada, solo el pasar de la helada brisa que baila junto a la neblina queriendo apagar
los faroles cuales velas que alumbran la habitación de un niño temeroso. A pesar de imaginarme esa figura espectral, mantengo mi mente en esa silueta que todavía
no logro descubrir su fisionomía.
Al voltear de nuevo mi mirada no consigo a nadie y surgen preguntas en mi cabeza…. ¿Se habrá marchado con la persona esperada? ¿Se
habrá cansado de esperar y se fue? ¿Se habrá literalmente esfumado…? Aunque me
interesaba no le di tampoco mayor importancia pues en medio de que comenzaba la
noche, los escalofríos y las malas vibras estaban dándome mal presagio.
Este clima me hizo recordar que cuando niño me animaba a pensar en cosas divertidas que me habían
sucedido durante el día o en días anteriores para no temer acostarme solo en la
habitación, porque mis hermanos mayores con quienes la compartía se
acostaban más tarde, pues ellos se quedaban viendo películas en la televisión con sus imágenes en
blanco y negro y sus tonalidades en variantes grises. Y algunas veces eran esas
películas de terror con sus efectos especiales de la época de los años 50´ y
60´ pero que en medio de mi infancia, el miedo infundado y la inocencia de
creer todo lo que te dicen, me causaban un pavor horrible esas repetitivas películas.
La luz del bombillo de 45 voltios que se emitía desde la sala se colaba entre la cortina que hacía
de puerta en la habitación, cosa que era peor que cuando se iba la luz del barrio
y todo quedaba en penumbra.
Cerraba los ojos al mismo tiempo que me arropaba con la sábana, pero instintivamente se habrían poco a poco y comenzaba mi periplo por cada espacio de la habitación. Veía en la pared sombra con figuras tétricas que se movían parecidas a Frankenstein queriendo acercarse a la cama, un cuadro con un dibujo comenzaba a aparecerse a Drácula saliendo del mismo recorriendo el cuadro de punta a punta. Los ruidos que debajo de la cama se escuchaban, era de la mano pelúa que se paseando sonando sus dedos de un lado a otro con desespero esperando el momento oportuno para salir en lo que me durmiera. Un tic-tac desde la sala se escuchaba con insistencia para agonizar mas mi desespero. De pronto escuchaba un RAAAZ! y me tapaba la cara sin dejar de mirar a través de la sábana esperando la mano de una bruja, de las que se comentaba salían en la noche cuando todos estábamos durmiendo y se posaban en el techo y sus pisadas nos despertaban con un brinco seco.
Al final descubría que el sonido era el de la cortina que rozaba con el tubo que la sostenía con un clavo en cada punta pegado a la pared, y mis hermanos entrando a la habitación riendo. Al ver que aun estaba despierto me decían..."tas asustao, tienes miedo y eso que todavía falta el aullido del hombre lobo por que hoy es luna llena" yo pensaba que mi vida se acababa esa noche y mi mamá no estaba para salvarme...
Continuará...
Henry Martínez.-
Cerraba los ojos al mismo tiempo que me arropaba con la sábana, pero instintivamente se habrían poco a poco y comenzaba mi periplo por cada espacio de la habitación. Veía en la pared sombra con figuras tétricas que se movían parecidas a Frankenstein queriendo acercarse a la cama, un cuadro con un dibujo comenzaba a aparecerse a Drácula saliendo del mismo recorriendo el cuadro de punta a punta. Los ruidos que debajo de la cama se escuchaban, era de la mano pelúa que se paseando sonando sus dedos de un lado a otro con desespero esperando el momento oportuno para salir en lo que me durmiera. Un tic-tac desde la sala se escuchaba con insistencia para agonizar mas mi desespero. De pronto escuchaba un RAAAZ! y me tapaba la cara sin dejar de mirar a través de la sábana esperando la mano de una bruja, de las que se comentaba salían en la noche cuando todos estábamos durmiendo y se posaban en el techo y sus pisadas nos despertaban con un brinco seco.
Al final descubría que el sonido era el de la cortina que rozaba con el tubo que la sostenía con un clavo en cada punta pegado a la pared, y mis hermanos entrando a la habitación riendo. Al ver que aun estaba despierto me decían..."tas asustao, tienes miedo y eso que todavía falta el aullido del hombre lobo por que hoy es luna llena" yo pensaba que mi vida se acababa esa noche y mi mamá no estaba para salvarme...
Continuará...
Henry Martínez.-
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