lunes, 28 de mayo de 2018

VOCES (5ta. y última)


La verdad cierne a mí como un rayo en las tormentas de invierno, como los rayos del Monte Olimpo o como las del Catatumbo. Debo dejar de preocuparme, debo dejar de escuchar y pensar en situaciones que aunque me debe de concernir no debe ser tema de angustias. Las angustias y preocupaciones me llevan a la ansiedad que se refleja en mi estómago y hace parecer como si necesitara comer a pesar de que haya comido pocos momentos antes.

Pensar en esto me ha calmado, ya no siento estos alti-bajos en la boca del estómago y mi mente y mis pensamientos han tomado otro rumbo dentro de mi existencia. Comer es una necesidad pero el hambre es un estado de conciencia que se puede dominar , o en caso contrario el hambre dominará el cuerpo y la mente. Entiendo ahora como he sido dominado, o no se decir si hipnotizado por provocadores de oficio. 

La vida vuelve a mis pasos en la toma de decisiones para forjar mi destino y ahora más que nunca estoy en la capacidad de oír sólo lo que me fortalece sin menos preciar a los menos afortunado que yo. Mi espíritu se enaltece al ver como he podido resolver  mi problema que iba camino a convertir en una enfermedad, y que posterior a eso desembocaría  en gastos que afectaría más mi salud al ver de cómo mis recursos diezman y de cómo mis familiares y amigos también sucumben tras de mí por tantas preocupaciones innecesarias.

El mar retrocede siempre a sus lineas después de intentar destronas a las orillas que le rodean. Así mismo estoy haciendo retroceder desde mi sitio todo lo que hasta este momento me ha estado afectando.

Fin...

Henry Matínez.-

sábado, 19 de mayo de 2018

VOCES (4ta parte)

Luego de una jornada de trabajo, y sin dejar de sentir esa hambre que ha acompañado en los últimos meses, voy camino a mi apartamento pensando que podría ingeniarme para comer algo antes de la cena. Pensando también en meterme dentro de las paredes del baño para intentar de dejar mi subconsciente, dejar de escuchar esas voces que atormentan mi estomago.

Al bajar del autobús apretujado de voces altas y baja, de voces detrás y delante de mí, camino apresurado a alcanzar la puerta de entrada al edificio intentando dejando atrás las voces que me persiguen desde hace unos meses en cada mañana que me levanto.

Subiendo las escalinatas miro hacia atrás y no veo a nadie subir pero escucho voces, ya no puedo distinguir entre lo que es una voz real y la de mi cabeza. Intento no ponerle mucha atención para seguir adelante, pero lo claro e irresistible de esas voces me ponen atento. Entro al apartamento y enciendo la tele, y las noticias son sobre el hambre de la gente en mi país pero no dicen nada sobre el hambre del mundo que es mayor, y pasan imágenes de algún sector como refiriéndose a lo mismo en cada rincón. Pero lo que más me intriga es que el proceso del hambre es en mi mismo un producto de escuchar esa palabra a cada instante y aunque teniendo comida disponible en mi nevera y en mi alacena pienso en eso como un problema que nos afecta a cada uno por igual. 

Al punto descubierto, tengo que darle una solución para poder salir de ésta antes que me produzca un enfermedad y llegar a padecer de gula...

Continuará...

Henry Martínez.-