Estuve caminando de un lado
a otro hasta que decidí tomar un lapicero y empezar a plasmar sobre esta hoja
de papel todo esto que no me deja dormir desde hace varios días.
Ya son pasadas las doce, ya
es media noche y tal como en días anteriores tuve que salir de la habitación con
el lapicero en una mano y la hoja de papel en la otra, ya que no concilio el sueño. He sentido una
sensación extraña en mí que no puedo describir, es algo así como una angustia,
como que algo urgente debo hacer. También siento como esas ganas de escribir no
sé qué, y cómo jamás he escrito nada más que esas pequeñas notas de tareas
pendientes, para que me realicen un trabajo o para un favor, o esos pequeños
párrafos con estupideces de enamorado que casi nunca entregué. Jamás me animé antes a tomar este lapicero y esta hoja de
papel que jamás estuvieron en la mesa…
¿Qué debería escribir? Me lo
repito una vez más, pero aunque van y vienen a mi mente un sinfín de recuerdos,
llegan de igual manera sensaciones de tristezas y alegrías, y de enojos, rabias
por cosas que he dejado de hacer.
Regreso a la habitación y
regreso a mi ritual, comienzo a caminar de un lado a otro en cortos pasos ya
que mi habitación es pequeña y entre la cama y la mesa no queda mucho espacio y
la penumbra de la oscuridad no deja mucho para ver por donde ando. Caminar
apesadumbrado no es fácil. Decidí en los últimos pasos cada vez más cortos y más
lentos retomar esa hoja de papel y ese lapicero.
Apenas he logrado doblegar las rodillas para sentarme y empezar a
escribir pero las piernas comienzan a moverse de arriba abajo con un ritmo cada
vez mayor, el nerviosismo parece apoderarse de mí. Una sensación opaca e
inteligible que se apodera de mi mente no me deja en paz. Pulso el lapicero
sobre la hoja de papel en un intento que por enésima vez queda en
blanco…suspiro y pongo la vista en el techo de la habitación que logro ver con
los ojos cerrados tratando de adaptarme
un poco más a la oscuridad pero mi mente comienza a girar en torno a mi vida
confundiendo el presente con el pasado y mezclándolo con mis ideas a futuro.
Abro los ojos para tomar mi postura inicial, tomo de nuevo el lapicero y me
provoca lanzarlo lejos junto a la hoja de papel, intento levantarme y un sonido
llama mi atención, un sonido que tiene principio y se pierde como en un espacio
sin fin a mis espaldas.
continúa...
Henry Martínez.-
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