Sale de la cocina subiendo
su franela de tela delgada de algodón, la saca por su cabeza un poco despeinada
pero esta vez no de violencia. La deja deslizar por sus delgados brazos y la
deja caer en el suelo de la cocina ya cerca de la puerta. Camina unos pasos más
y se desabrocha el short para dejarlos caer también, pero estos se quedan a
mitad del pasillo mientras sigue rumbo al baño.
Desliza la cortina para
poder alcanzar la llave del agua caliente de la regadera, en espera del tiempo
en que sale el agua ella termina de quitarse la ropa interior, primero el
brasier y luego el blúmer. No levanta la mirada y esquiva de nuevo el espejo,
se mete a la ducha y apoyando ambas manos en la pared mientras deja caer el
agua aun entibiándose sobre su cabeza.
Quería sentirse libre, pero
aun estando desnuda no consigue desnudar su alma que sigue presa en los recuerdos
de su pasado tormentoso, siguiendo los pasos de ejemplos matriarcales nada
razonables, y que nunca se les hizo racional.
Deja que caiga directamente
el agua en su rostro esperando relajar las expresiones que marcan su cara y que
reflejan los rastros de tristezas y penas que embargan su existencia.
Se voltea para así sentir correr
ese preciado líquido por su espalda, también siente el frescor que alivia
ciertos dolores ocasionados por las situaciones vividas y que dejaron sus
huellas marcas de manera imborrable, no sólo en el cuerpo sino que pasó a
formar parte de su ya debilitada estima.
Cada vez que pasa sus manos
por esos estigmas, que aparecen cada vez que vuelve a caer en las manos y en
las palabras cuando aparece la sombra del pasado, se recuerda a sí misma que no
volverá a pasar. Decidida a que eso sea así toma la toalla y seca con cuidado
su cuerpo para empezar a fortalecer las ganas de vivir. No más momentos de
peligros en su vida, no más respiros apresurados al ver la hora y que las cosas
no estén donde deben estar con la comida lista y caliente en la mesa a esperar
con una falsa sonrisa, la aprobación de que todo está bien y respirar aliviada
porque puede ser que esa noche duerma un poco más tranquila.
Sale del baño para dirigirse
a la habitación a vestirse con la idea de cambiar todo de su lugar, a colocar
cada objeto que adorna su casa a su gusto, a sentirse libre de elegir por
primera vez, a comenzar a amar verdaderamente su vida por sobre todo, a
respetarse y hacerse respetar, a amar libremente cada cosa que quiera y desee
sin la necesidad de aprobación más que la de ella misma.
No quiera nada más que
sentirse libre por primera vez, fuera del sometimiento familiar, fuera de la
mirada inquisidora de la pareja. Quiere decidir por sí misma, tener vida propia.
Ya es la habitación comienza a vestirse con ropa elegida al azar con la
intención de concluir esta etapa de su
vida…
Continua...
Henry Martínez.-
Y la quinta???
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