jueves, 29 de septiembre de 2016

NADA MAS (Segunda parte)

De regreso a la cocina pasa por el baño del pasillo para lavarse la cara un poco. Frente al lavamanos posa su espíritu esperando a ver si ya se puede incorporar a su cuerpo, abre el grifo para escuchar   caer el agua dentro del recipiente de cerámica y sentir un poco de libertad. Aun no se puede reponer de algunas formas de lucha que revolotean en su cabeza y que no se disipan fácilmente como ella lo desea. Sabe que tiene al frente un espejo pero no levanta la mirada para verse  y encontrarse con ella misma porque seguro recibirá un fuerte reclamo desde el espejo que la desanimará más de lo que ya está.

Mientras siente el frescor del agua mojar su rostro, piensa en lo agradable que es abrigar una caricia, dulce, suave, tierna y llena de amor.

En los tiempos en que las mariposas aun volaban en su mente ella intenta recrear en lo que creía, en esos momentos que la felicidad era el fin último. Vivir la aventura de encontrar el amor, la vida idealizada desde los tiempos remotos y que ha transcendido hasta nuestros días en la mente de muchos de nosotros. Que la felicidad sea nuestra gloria eterna… eso nos lo han inculcado como norma infinita sin instrucciones previas.

Seca el rostro con cuidado de no lastimarse más de lo que ya se encuentra, la dura batalla ha dejado el pasto seco en el campo donde la beligerancia cobró las victimas que se enfilaban a la esperanza de vivir en el paraíso de su espíritu. En ese mundo ideado sólo para uno mismo sin permiso de los demás. Viajar a ese mundo es viajar con zapatos de plomo, es un viaje tan pesado que muchos desisten y se quedan en cualquier mundo que se consiguen en el camino embarcándose hacia un destino incierto donde el único perjudicado sería su alma.

Ella vuelve en sí después de este viaje mental. Seca sus ojos pero no del agua con que se roció en el rostro, si no de unas lágrimas que se confundieron en sus mejillas húmedas.

Intenta reponerse de una vez por todas pero su espíritu aún no se incorpora. Sale del baño con intenciones de ir a la cocina pero teniendo que arrastras su peso para llegar hasta allá.

Continuará...

Henry Martínez.-

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