viernes, 4 de noviembre de 2016

VOCES

Mientras algo me perseguía en medio de la noche y por un callejón desolado y poco alumbrado, no dejaba de jadear con rapidez. Un miedo se apoderaba de mí y sentía que corría sobre mi estómago mientras miraba hacia atrás y no lograba divisar a nadie en medio de la penumbra pero aun así mi miedo no me abandonaba. Intenté fijar el camino a seguir para no perderme. Mi corazón latía con más fuerza, mi mente me instaba a seguir y al mismo tiempo me decía que “eso” que me perseguía estaba cada vez más cerca de mí sin importar cuanto corriera. Tanto era la jugada que mi mente influía en la huida, que su respiración la presentía muy cerca. Intentaba no mirar atrás para no paralizarme de terror y ser presa fácil de lo que me perseguía. En un impulso de seguir corriendo me detuve de golpe al ver frente a mí un precipicio en medio del camino, casi caigo en él, pero logré dar un paso hacia atrás. Un silencio se apoderó del lugar, la brisa se detuvo, el polvo se paseaba ante mis ojos en cámara lenta, todo parecía como un tiempo gelatinado en una bola de cristal. Me doy cuenta que respiro y que mi corazón aun latía velozmente al ritmo de mi miedo, y otra cosa más también oía, eran los pasos agigantados y pesados de lo que me perseguía en esto que se había hecho una eternidad. Sólo pude atinar a encogerme de hombros para esperar el fuerte golpe de mi perseguidor y respirar por última vez en este mundo. Ya estaba lo bastante cerca de mí, y un rugido ensordecedor terminó por quebrar lo que me quedaba de valentía para seguir con vida.

Un sobresalto sentí y al abrir los ojos el estómago me dolía, mi primer pensamiento era que estaba herido debido a un mordisco o un arañazo hecho por las manos de uñas puntiaguda del monstruo que me perseguía y que definitivamente era este mi fin, solo me quedaba  poner mis manos en la herida y esperar la muerta mientras me retorcía de dolor.


Levanté una de mis manos para ver qué cantidad de sangre emanaba de mi barriga y mi asombro me estremeció de alivio al ver que no tenía nada, mis manos estaban limpias de sangre, traté de reponerme, de abrir bien los ojos, ya que sentía que estaba en otra parte. En efecto, estaba en mi cama pero mi corazón aun bombeaba sangre apresuradamente y mi respiración no se quedaba atrás. Inhalé profundamente para calmarme un poco. Todavía me dolía el estómago pero no era de susto sino del hambre que se apoderó de mi mente, y éste de mis sueños que se convirtió en mi pesadilla, y ésta última de mi miedo. Todo un correlativo sugestivo que me hizo levantar a las tres de la madrugada a comer algo...

Continuará...

Henry Martínez.-

sábado, 29 de octubre de 2016

NADA MÁS (Parte Final)

Una vez vestida sale de la habitación hacia la sala, ve el ventanal que ilumina el espacio y siente como que un alma libre ronda en torno a ella, y se enamora queriendo emularla.

Mira por la ventana pero esta vez la luz del sol en lo más alto del cielo ilumina todo el valle, puede escuchar al viento danzar entre los árboles que salta de copa en copa sin detenerse, seguidos de las pequeñas aves que aprovechan la brisa para jugar entre ellas. Se voltea para mirar de nuevo al interior de su sala, observa todos los cambios que debe hacer pero recuerda la libertad que está allá afuera y decide salir a abrazarla.

Baja apresurada las veintitantas escaleras sin sentir el dolor, solo quiere salir por la puerta principal y gritar la alegría que le embarga. Quiere pasar la hoja de ese libro que debe quemar para que nunca más tenga la intención de leerla, para que no se revivan como maldición de bruja en noche de luna.

Al fin siente que todo ha acabado, que la vida comienza a ser vivida como primavera permanente. Ahora con el calor del sol directo en su rostro siente que no volverá a ver más la sombra a su espalda cada vez que se vea en el espejo, solo quiere sentir el amor verdadero y que comienza por amarse a ella misma, ya lo tiene claro.

Ahora todo lo ve distinto, con más esperanza y menos pesimismo, los colores los ve más brillantes y la vida le sabe mejor… ahora es que realmente ha comenzado a vivir, con la necesidad de los golpes de la vida y nada más.

Fin.-

Henry Martínez.-

sábado, 22 de octubre de 2016

NADA MÁS (Cuarta Parte)

Sale de la cocina subiendo su franela de tela delgada de algodón, la saca por su cabeza un poco despeinada pero esta vez no de violencia. La deja deslizar por sus delgados brazos y la deja caer en el suelo de la cocina ya cerca de la puerta. Camina unos pasos más y se desabrocha el short para dejarlos caer también, pero estos se quedan a mitad del pasillo mientras sigue rumbo al baño.

Desliza la cortina para poder alcanzar la llave del agua caliente de la regadera, en espera del tiempo en que sale el agua ella termina de quitarse la ropa interior, primero el brasier y luego el blúmer. No levanta la mirada y esquiva de nuevo el espejo, se mete a la ducha y apoyando ambas manos en la pared mientras deja caer el agua aun entibiándose sobre su cabeza.

Quería sentirse libre, pero aun estando desnuda no consigue desnudar su alma que sigue presa en los recuerdos de su pasado tormentoso, siguiendo los pasos de ejemplos matriarcales nada razonables, y que nunca se les hizo racional.

Deja que caiga directamente el agua en su rostro esperando relajar las expresiones que marcan su cara y que reflejan los rastros de tristezas y penas que embargan su existencia.

Se voltea para así sentir correr ese preciado líquido por su espalda, también siente el frescor que alivia ciertos dolores ocasionados por las situaciones vividas y que dejaron sus huellas marcas de manera imborrable, no sólo en el cuerpo sino que pasó a formar parte de su ya debilitada estima.

Cada vez que pasa sus manos por esos estigmas, que aparecen cada vez que vuelve a caer en las manos y en las palabras cuando aparece la sombra del pasado, se recuerda a sí misma que no volverá a pasar. Decidida a que eso sea así toma la toalla y seca con cuidado su cuerpo para empezar a fortalecer las ganas de vivir. No más momentos de peligros en su vida, no más respiros apresurados al ver la hora y que las cosas no estén donde deben estar con la comida lista y caliente en la mesa a esperar con una falsa sonrisa, la aprobación de que todo está bien y respirar aliviada porque puede ser que esa noche duerma un poco más tranquila.

Sale del baño para dirigirse a la habitación a vestirse con la idea de cambiar todo de su lugar, a colocar cada objeto que adorna su casa a su gusto, a sentirse libre de elegir por primera vez, a comenzar a amar verdaderamente su vida por sobre todo, a respetarse y hacerse respetar, a amar libremente cada cosa que quiera y desee sin la necesidad de aprobación más que la de ella misma.


No quiera nada más que sentirse libre por primera vez, fuera del sometimiento familiar, fuera de la mirada inquisidora de la pareja. Quiere decidir por sí misma, tener vida propia. Ya es la habitación comienza a vestirse con ropa elegida al azar con la intención de concluir esta etapa de su vida…

Continua...

Henry Martínez.-

sábado, 8 de octubre de 2016

NADA MÁS (Tercera Parte)

La cocina está solo a unos pasos al salir del baño, camina y al entrar apoya una de sus manos en el mostrador suavemente, mira alrededor para ver que puede cocinar sin que se le estime mucho tiempo… ni mucho esfuerzo. Procura ideal una comida sana y rápida pero sobre todo que le alivié las penas de la vida.

Su agotado sentido la invita a tomarse un té de lo que sea, le gustaría tener una compañía a su lado para compartirlo y conversar amenamente pero a estas alturas la soledad le conviene más para mirarla frente a frente sin temor.

El en primer sorbo de té, aun algo caliente le sabe a gloria, siente como el líquido llega a su estómago y calma de a poco sus ansias convertidas en estrés. Posa con calma la tasa en el mostrador para pensar cómo será su vida de ahora en adelante y a qué, aparte de a ella misma, deberá enfrentarse para salir del abismo en que fue llevada su existencia con la aprobación pasiva de su crianza, la aceptación inclinada hacia el amor y  la conformidad producida por el miedo infundido.

Aún sigue sin comer, con el segundo sorbo de té consigue calmar más el nerviosismo involuntario pero no así la solución a sus problemas que no sabe si terminaron o acaban de empezar.

Deja la taza a un lado parcialmente lleno, y coloca los pies descalzo en el piso frío, intenta no llorar pues decidió ser fuerte ante la adversidad. Camina hacia la ventana para que la luz del sol la llene de energías. Ya frente al ventanal, siente el calor traspasar el vidrio que evita que entre el ruido y recuerda que ese mismo vidrio… también evita que salga. Reposa su mejilla izquierda sobre sobre el vidrio de la ventana y siente como se le engatilla el estómago,  suspira profundamente para dejar salir el llanto el silencio, sin lágrimas, sin dolor.


Intenta despejar el panorama mental, alza el rostro al mismo tiempo que cierra los ojos y la luz del sol le llena de claridad su tez facial, siente una paz interna que la revitaliza. Ya no quiere recordar más, definitivamente no recordará más, pero eso para ella no debe significar olvidar.

Continuará...

Henry Martínez.-

jueves, 29 de septiembre de 2016

NADA MAS (Segunda parte)

De regreso a la cocina pasa por el baño del pasillo para lavarse la cara un poco. Frente al lavamanos posa su espíritu esperando a ver si ya se puede incorporar a su cuerpo, abre el grifo para escuchar   caer el agua dentro del recipiente de cerámica y sentir un poco de libertad. Aun no se puede reponer de algunas formas de lucha que revolotean en su cabeza y que no se disipan fácilmente como ella lo desea. Sabe que tiene al frente un espejo pero no levanta la mirada para verse  y encontrarse con ella misma porque seguro recibirá un fuerte reclamo desde el espejo que la desanimará más de lo que ya está.

Mientras siente el frescor del agua mojar su rostro, piensa en lo agradable que es abrigar una caricia, dulce, suave, tierna y llena de amor.

En los tiempos en que las mariposas aun volaban en su mente ella intenta recrear en lo que creía, en esos momentos que la felicidad era el fin último. Vivir la aventura de encontrar el amor, la vida idealizada desde los tiempos remotos y que ha transcendido hasta nuestros días en la mente de muchos de nosotros. Que la felicidad sea nuestra gloria eterna… eso nos lo han inculcado como norma infinita sin instrucciones previas.

Seca el rostro con cuidado de no lastimarse más de lo que ya se encuentra, la dura batalla ha dejado el pasto seco en el campo donde la beligerancia cobró las victimas que se enfilaban a la esperanza de vivir en el paraíso de su espíritu. En ese mundo ideado sólo para uno mismo sin permiso de los demás. Viajar a ese mundo es viajar con zapatos de plomo, es un viaje tan pesado que muchos desisten y se quedan en cualquier mundo que se consiguen en el camino embarcándose hacia un destino incierto donde el único perjudicado sería su alma.

Ella vuelve en sí después de este viaje mental. Seca sus ojos pero no del agua con que se roció en el rostro, si no de unas lágrimas que se confundieron en sus mejillas húmedas.

Intenta reponerse de una vez por todas pero su espíritu aún no se incorpora. Sale del baño con intenciones de ir a la cocina pero teniendo que arrastras su peso para llegar hasta allá.

Continuará...

Henry Martínez.-

sábado, 27 de agosto de 2016

NADA MAS (Primera Parte)

Queriendo recuperarse de las heridas infringidas, la bella pero triste mujer busca entre sus pensamientos mientras camina casi sin rumbo por la calle de la ciudad que la lleva a su casa. 

Sube las escaleras del edificio de cuatro pisos, construido en los años 50. Vive en el segundo pero se le hace eterno subir, le parecen unas escaleras sin fin. Toma aire en el primer descanso pero su costilla izquierda le duele un poco, lo que le dificulta para respirar bien. Unas imágenes pasan por sus pensamientos pero prefiere no fijarlos mucho. Su visión no es muy clara pues su ojo un poco hinchado no la deja ver bien cada escalón. Suspira para tener calma entre sus pasos y sus pensamientos, no quiere mas tormentos que terminar de llegar a la puerta de su casa.

Aun piensa en lo que le ha pasado y su interrogante mas grande es saber como pudo llegar a eso, la vida le ha sido dura en todos los sentidos y no le ha dejado tregua en ningún momento. Pasa las escaleras del primer piso recostándose de la pared para no retroceder en su empeño de llegar a su apartamento, aun sigue recordando algunas cosas que  no sabe si olvidarlas o mantenerlas en su mente para no tener que repetirlas en la vida real, tenerlas como de lección de vida y así no caer de nuevo en los mismos errores que le persiguen como un karma imposible de pagar con la penitencia mas ruda que se pueda ofrecer.

Por fin entra a su apartamento después de subir tan solo aproximadamente unos veinte y tantos escalones pero para ella fueron multiplicados por mil. Al encender la luz de la sala lo primero que visualiza es ese cómodo sillón frente al ventanal del balcón, se sienta con desplome y suspira con gran profundidad para luego respirar con mas calma. Ve como la armonía del sol baja al mismo ritmo en que comienza a caer la noche y con esa misma armonía sus ojos también comienzan a cerrarse. 

Y un sueño profundo tomó su alma y su mente, su cuerpo y su espíritu, tomó su ser y su esencia y la llevó a los brazos de Morfeo.

La luz del alba entra por la ventana de la habitación, ilumina cada espacio que va tocando hasta llegar al pie de la cama vacía. Una habitación que una vez estuvo ordenada ahora es un espacio donde reina las ganas de hacer poco. ya el amor ve desde lejos los rincones que una vez fueron para albergar sueños de grandezas.

La puerta de la habitación se abre y un rostro somnoliento echa un vistazo como buscando algo y al mismo tiempo no busca nada, solo observa de un lado a otro y estrujándose los ojos para terminar de despertarse da un paso para entrar pero se devuelve y cierra la puerta, no sin antes volver a echar otro vistazo y bostezar como un símbolo de que nada interesa... 

Continúa...

Henry Martínez.-

lunes, 15 de agosto de 2016

¡¡¡Yujuuu!!! Llegamos a 3.000 mil visitas en este blog, gracias a todos los que nos han leído, visitado, hojeado y a los que han venido de paseo, a los que han llegado por curiosidad y a los que nos han recomendado.

Seguiremos escribiendo cuentos, historias y poemas, seguiremos recomendando libros, películas, blogs, vídeos y mas...

¡MUCHAS GRACIAS A TODOS... !

viernes, 5 de agosto de 2016

DE TUS PIES


De tus pies salió mi asombro al ver como volaban tus deseos al infinito
Conocer tus ganas de vivir se nota en cada ave que vuela desde tus pies
De tus pies las alas se desplegaron con el ritmo que llevaba el viento
Y vi tu andar… y quise caminar al lado tuyo

Y  consigo seguir tus pasos que me llevan al placer subiendo por tu amor
Desde tus pies  veo morir la fatiga que queda sostenida por un tridente
Subo hasta tu vientre alzando mis manos queriendo tomar las aves
Para seguir hasta el sol de tus labios que me queman al besarlos, tú lo sabes…

Las aves que salen de tus pies no regresan a mi
Vuelan libres y son imposibles
Y en un mar de cantos salpican las aguas
No volverán a tí,

Igual que tú, no volverás a mí.

viernes, 29 de julio de 2016

REFLEXIÓN ANTE LA MUERTE DE UN SER

Cuando alguien querido (familiar o amigo) se muere -indiferentemente cual haya sino la causa- lloramos desconsoladamente en la mayoría de los casos. Nos recordamos y/o escuchamos  casi siempre de sus últimos momentos en vida; que si lo vi ayer en la tarde y me dijo tal cosa; que si pasó por aquí temprano y me saludó con mucho cariño, es que creo que vino a despedirse, y más cosas similares. Pero ¿Qué es lo que lloramos cuando él o ella ya no están físicamente?

En muchos casos vemos a los hombres y a muy pocas mujeres (sin intención de discriminar) mantenerse erguidos ante la muerte de ese ser querido. Lo hacen en la mayoría de los casos para que nos los vean llorar, para que vean lo fuerte que son aunque por dentro se estén destrozados. Pero, seguro no lloran porque han entendido que un hombre o una mujer de carne y hueso, no es exactamente lo que uno conoce de ellos. Esas figuras materiales la reconocemos, que es distinto. Es para nosotros un referente.

Seguro no lloran por que hayan entendido que uno se enamora de la esencia, del ser y lo calificamos como virtud o calidad de gente. Así, como cuando uno cree en un Dios, en una divinidad, no nos importa la forma física, se cree en él sin verlo. Empiezas a conocerlo por las cosas que nos dicen que ha hecho o que ha dicho, que son atribuidas a ese Dios, y hacen que uno se identifique con esos hechos. Comenzamos a quererlo sin saber cómo es, y eso no nos importa. Damos nuestra fe en pensar que algún día estaremos frente a él, en ser su aliado en las cosas que habrá que hacer, lo imitamos tanto en sus acciones cómo en sus palabras. Intentamos seguir sus pasos para que nos acepte en su reino “aunque sea como el último de su siervo”.

Y si pensamos en lo mucho que creemos en un ser supremo ¿Por qué lloramos? Muchos creemos que hay o existe una fuerza que nos mueve a todos, otros, también significantes en números no creen en nada, solo en lo que ven. Lloramos cuando una persona allegada fallece y deja en nosotros un hondo pesar que lamentamos por un tiempo perentorio mientras nos acostumbramos a la ausencia de ese ser querido porque nuestras vidas continúan. ¿Será que no hemos aprendido en tantos millones de años de evolución a entender que no somos lo que se entierre en una fosa, o se incinera en un crematorio, o lo que sea que se haga con el cuerpo según su religión, costumbre o gusto? Repito la pregunta anterior ¿Qué es lo que lloramos o a quién lloramos?

Nos dicen que somos hecho a imagen y semejanza de un Dios (cualquiera sea su existencia cultural) pero no entendemos que sí somos su imagen y semejanza, entonces somos luz, energía, que somos una esencia o un ente, que lo físico no nos identifica pues la carne y la piel envejecen pero seguimos siendo los mismos, con más experiencia y más aprendizajes.

A pesar de saber todo esto, seguimos aferrados a lo material. Seguimos llorando la ausencia física de la persona, y no nos damos cuenta que esas famosas y repetitivas frases de “te recordaré siempre en mi mente y en mi corazón” o “mientras yo viva, vivirás en mi” son precisamente porque lo que sentimos de una persona amada es lo que nos atrae de su ser.

Aunque sé que son dolorosos esos momentos, más por lo que sentimos que por lo pensamos, debemos recordar que somos imagen y semejanzas al Dios que creemos. Pero como nos infunden la vida sólo de lo material como posesión preciada, incluyendo al hombre y a la mujer en términos de propiedad. Así mismo lo hacemos con el Dios, que lo asemejamos a nosotros y le damos la imagen según nuestra cultura y raza.

Cuando entendamos de una vez, que la vida es la que dejamos y no nos la llevamos… entonces dejaremos de llorar ante la muerte. 

viernes, 22 de julio de 2016

EN LA BÚSQUEDA (Final-Final)

La puerta de vidrio que da a la calle principal se abra automáticamente al medio detenerme frente a ella, salgo forzando las hojas de la puerta con la mirada puesta hacía los postes, pero la luz intensa del lobby de la recepción me impide ver con nitidez, me toma unos segundos enfocar las imágenes que están frente a mí.

Camino apresurado intentando dar unos pasos casi trotando sin dejar de mirar a los dos primeros postes que están cerca. Me detengo dando unos pasos de más y camino con más calma y miro, ahora desde la calle donde la visión es distinta a cuando estaba allá arriba en mi balcón.

Y ahí estaban, los dos seres que no sabía a ciencia cierta si se estaban abrazando o él la aprisionaba queriendo asfixiarla. Avancé hacía ellos poco a poco para saber bien que estaba sucediendo, y continúo dando pasos cortos casi imperceptibles, me acerco y la luz que pega del piso rebota con más luminosidad hacia ambas figuras. Ahora las veo con más claridad…

El viento helado corre entre mis manos y mis orejas comienzan a congelarse, y mientras comienzo a frotármelas con el calor que intento sacar de mi boca, escucho la voz triste: te estuve esperando todo el otoño y ahora que llegas debo despedirme en el poco tiempo que me queda…
.- Mi paso también será por poco tiempo, tú lo sabes.
.- Si, pero yo siempre espero tu llegada para despedirme ya que no puedo irme sin verte antes…
.- Jamás me he acostumbrado a estos encuentros fugaces.
.-  No podemos hacer más…
.- La maldición de nuestro amor no la romperemos jamás, pero siempre vendré unos días antes que te marchas para luego quedar en solitario.
.- Abrázame fríamente con el calor de tu amor…
.- Te amo aunque me sientas frío, te amo aunque nos volvamos distantes, pero estos pocos días son suficiente para soportar el tiempo en que vuelva a verte.
.- El viento ya viene por mí, tu llegada le avisa que debe pasar a buscarme… ¿Nos veremos en la próxima temporada?
.- Seguro, y vendré ansioso como siempre…

Mis lágrimas querían brotar para correr por mis mejillas, al escuchar este dialogo, y cuando pensé en dejarlos solos sopló un viento algo fuerte y en ese momento la pareja se besó tiernamente mientras la brisa levantaba a la mujer que se desvanecía confundiéndose con el frío.


El hombre se quedó cabizbajo recostado del poste. Miré su tristeza al quedarse solo, sentí pena. Metí las manos en mis bolsillos para irme de nuevo a mi apartamento y al dar los primeros pasos comenzó a caer las primeras y pequeñas estrellas de nieve… ha llegado el invierno.

viernes, 15 de julio de 2016

EN LA BÚSQUEDA (Parte casi Final)

Desaparece la ciudad ante una nube de espesa niebla. Abajo aunque no puedo verla, la ciudad se siente en calma como si uno estuviese en el cielo y fingiera ser el Dios del Olimpo. De nuevo una suave brisa helada hace correr con armonía a la neblina que pasea en mi balcón y  logro ver otra vez la ciudad, logro ver esta calle clarioscura que me infunde tanto miedo.

Comienzo a buscar entre las luces caídas a los pies de los postes y observo que los tacones de los zapatos rojos de la mujer de caminar revelador están juntos a la extraña figura. Pensé que seguro estaba en peligro, que la atracaban en ese momento y por eso estaba detenida junto a él, que podría matarla y nadie lo detendría. La mujer echa unos pasos hacia atrás y regresa a él como si la hubiese halado por los brazos. Pero ella no emite ningún ruido, ¿por qué no grita? Alguien puede ir en su auxilio. Yo tendría un motivo para bajar en su auxilio aunque el miedo me pida que me quede.  

La poca luz no deja ver más que sus zapatos, mi desespero aumenta al pensar que se cometerá un crimen antes mis ojos ¡Dios porqué me habré asomado a este balcón en la noche de hoy! Si sé que mis temores me abrigarían en un clima como este.

Mientras pensaba todo eso estaba abriendo la puerta de mi apartamento, no sé qué momento llegué allí. Un impulso me guiaba por las escaleras hacia abajo, ni tiempo a pensar que podía tomar el ascensor para llegar a planta baja. Mis pies casi rozaban las esquinas de los escalones que tenían un orillo de aluminio plateado. Mis dedos pasaban firme pero suavemente entre los barrotes del pasamano, un intento de sujetarme para frenar mi andar me quisquillaba en la mano pero seguía bajando sin detener el ritmo.


Mi corazón latía con más fuerza, me quería sentir un superhéroe para darme ánimo pero faltando poco para salir a la recepción ya no me sentía tan héroe y menos súper. Pasé por la puerta de emergencia con ímpetu de valentía y camino a pasos agigantados hacía la puerta principal. Un vistazo de reojo me indica que el joven de la recepción ni se inmuta al verme pasar, ya debe de estar acostumbrado a ver pasar a gente con tanta prisa.

Continúa...

Henry Martínez.-

viernes, 8 de julio de 2016

EN LA BÚSQUEDA (Parte IV)

Ese peligro que siempre nos acompaña desde que nacemos y que nunca dejamos de tenerle miedo. Jamás aprendemos a convivir con él, jamás sabemos cuándo se nos pone de frente, nos reta y juega con nuestras habilidades sin previo aviso.

Quizás por eso nos hartamos de él, quizás por eso la mujer de caminar revelador va directo a la sombra que veo desde mi balcón, va directo hacia los pies que sólo la luz ilumina sin atreverse a subir para descubrir su rostro. Intento voltear por un momento hacia otro lado pero mi mente aún continúa siguiendo los pasos de la mujer que camina como dice la canción "Perla Negra" de Yordano "... de pinto a miseria, sin mirar atrás"

Intenté entrar al apartamento con la excusa del frío de la noche, caminé hacía la nevera para tomar un vaso con agua pero enseguida volví al balcón como de manera automática aunque mi pensar era ir a la cama. Y en vez de eso apuré el paso para ver si podía llegar antes que la mujer se topara con no sé quién, que se ocultaba a la media sombra que dan los postes, impávido, inmutable. El trago de agua pasa lentamente por mi garganta. Parecía espeso, pero es por el suspenso al irme acercando a las rejas del balcón.

Al estar cerca de la reja que soporta mi peso al inclinarme, mi deseo era no ver a nadie abajo, deseaba que la mujer ya hubiese pasado o que los pies de zapatos negros estridentemente pulidos no estuvieran iluminados por esa luz fría del poste.

Me inclino hacia la calle con la esperanza de no ver a nadie, tanto porque mi mente juega con las supuestas intenciones entre las otras personas de manera especulativa, tanto como ese deseo de todo ser humano de saber qué pasó y con lo que posiblemente no tendría una respuesta fiable. En este caso, el de la mujer que se acerca a esa imagen que para mí era espectral.

Miro, y calle abajo no se ve nada. Volteo calle arriba y tampoco veo nada, y a lo lejos se asoma la bruma entre hollín y niebla que da un aspecto gris oscuro que sube y se acerca haciendo casi imposible la visibilidad.


La calle se desaparecía levemente ante mis ojos al punto de que la neblina estaba a la altura del mi balcón invitándome a caminar sobre ella.

Continuará...

Henry Martínez.-


viernes, 24 de junio de 2016

EN LA BÚSQUEDA (Parte III)


Me sorprendí a mi mismo mirando al vacío desde el balcón, y en medio de ese recuerdo de mi infancia volví a sentir la brisa que congelaba toda la ciudad haciendo de la soledad en las calles un lugar nada agradable. La calzada del edificio se tiñe de grises, color tristeza y miedo.

Miro nuevamente a los sitios donde las luces de los faroles me dejan divisar. Con asombro, dos postes mas allá de donde estaba esa figura oscura me parece ver algo parecido, unos zapatos se asoman  entre la opaca luz que no deja ver mas. Una mujer pasa dejando ver su cuerpo de forma intermitente entre los espacios iluminados y que se pierde su andar en la oscuridad. Cada vez mas cerca, no tengo la manera de avisarle que alguien está en su camino. Pienso en bajar pero de igual forma no llegaría a tiempo a lo que supongo que ella va directo al peligro. Pero continúa...y luego pienso que puede ser la persona que está esperando.

Continuará...

Henry Martínez.-   

viernes, 17 de junio de 2016

EN LA BÚSQUEDA (Parte II)

Seguí observando para descubrir a esa persona que con misterio intenta mantenerse en el anonimato. Nadie se le acerca, pareciera que no lo miran, se mantiene oculto  como esperando a alguien pero nadie llega. En medio de mi antojosa curiosidad miro hacia mi derecha por un instante para observar si alguien venía por ese sendero y buscando agudizo mi visión no observo nada, solo el pasar de la helada brisa que baila junto a la neblina queriendo apagar los faroles cuales velas que alumbran la habitación de un niño temeroso. A pesar de imaginarme esa figura espectral, mantengo mi mente en esa silueta que todavía no logro descubrir su fisionomía.

Al voltear de nuevo mi mirada no consigo a nadie y  surgen preguntas en mi cabeza…. ¿Se habrá marchado con la persona esperada? ¿Se habrá cansado de esperar y se fue? ¿Se habrá literalmente esfumado…? Aunque me interesaba no le di tampoco mayor importancia pues en medio de que comenzaba la noche, los escalofríos y las malas vibras estaban dándome  mal presagio.


Este clima me hizo recordar que cuando niño me animaba a pensar en cosas divertidas que me habían sucedido durante el día o en días anteriores para no temer acostarme solo en la habitación, porque mis hermanos mayores con quienes la compartía se acostaban más tarde, pues ellos se quedaban viendo películas en la televisión con sus imágenes en blanco y negro y sus tonalidades en variantes grises. Y algunas veces eran esas películas de terror con sus efectos especiales de la época de los años 50´ y 60´ pero que en medio de mi infancia, el miedo infundado y la inocencia de creer todo lo que te dicen, me causaban un pavor horrible esas repetitivas películas. La luz del bombillo de 45 voltios que se emitía desde la sala se colaba entre la cortina que hacía de puerta en la habitación, cosa que era peor que cuando se iba la luz del barrio y todo quedaba en penumbra.

Cerraba los ojos al mismo tiempo que me arropaba con la sábana, pero instintivamente se habrían poco a poco y comenzaba mi periplo por cada espacio de la habitación. Veía en la pared sombra con figuras tétricas que se movían parecidas a Frankenstein queriendo acercarse a la cama, un cuadro con un dibujo comenzaba a aparecerse a Drácula saliendo del mismo recorriendo el cuadro de punta a punta. Los ruidos que debajo de la cama se escuchaban, era de la mano pelúa que se paseando sonando sus dedos de un lado a otro con desespero esperando el momento oportuno para salir en lo que me durmiera. Un tic-tac desde la sala se escuchaba con insistencia para agonizar mas mi desespero. De pronto escuchaba un RAAAZ! y me tapaba la cara sin dejar de mirar a través de la sábana esperando la mano de una bruja, de las que se comentaba salían en la noche cuando todos estábamos durmiendo y se posaban en el techo y sus pisadas nos despertaban con un brinco seco.

Al final descubría que el sonido era el de la cortina que rozaba con el tubo que la sostenía con un clavo en cada punta pegado a la pared, y mis hermanos entrando a la habitación riendo. Al ver que aun estaba despierto me decían..."tas asustao, tienes miedo y eso que todavía falta el aullido del hombre lobo por que hoy es luna llena" yo pensaba que mi vida se acababa esa noche y mi mamá no estaba para salvarme...

Continuará...

Henry Martínez.- 

viernes, 10 de junio de 2016

EN LA BÚSQUEDA

La ciudad se torna gris con el paso de las horas, y por el balcón del apartamento veo como la gente camina tocándose sin sentirse, comunicándose con personas tan distantes sin tomar en cuenta del que está al frente. veo como los edificios despiden al sol con indiferencia, y ante la prominente oscuridad las múltiples miradas arrojadas en la calle continúan observándose en el vacío de sus almas pero al mismo tiempo acostumbrando sus ojos a la tenue luz de algunos faroles que con esfuerzo intentan ganarle espacio a la penumbra que se avecina sobre sus cabezas en medio del bullicio de las aceras.

Observo desde mi balcón como se va perdiendo la esencia de la fe en el otro por que cada no va a lo suyo, está en lo suyo, no hay pasión por el cumplimiento, por la ayuda, por el amor. Observo rostros de desgano hasta con los más cercanos. De gente qué sintiéndose menos miran a otros con desprecio.

Sigo mirando, veo a algunos que aunque estén sentados se le va pasando sus vidas, sus días y sus sueños que ya cogieron otros rumbos...y otros que van pasando están dejando atrás sus vidas arrastrados por el deseo de los logros no alcanzados.

Miro por encima de mí y siento que nada cae del cielo. Sólo un bruma que entristece el espíritu de los seres, baja sin discriminar a nadie y los hace caminar apesadumbrados...limbo es su camino y trágico su padecer. Ademas de estar pensando en una idea que está acompañada de la fatalidad de su fracaso, un hombre camina lastrando sus penas y a su desdeñado perro que alza la mirada agónica para encontrarse con la misma expresión en la mirada de su dueño.

Y en mi continuo paseo visual por esta ciudad plagada expectativas góticas pero de una realidad trágica, surge del medio de los colores opacos del asfalto y la acera una figura que cubre su aspecto entre la sombra de la noche y la poca luz de un poste...

Continuará...

Henry Martínez.-

sábado, 4 de junio de 2016

EL CANTO DE LA NOCHE

Es de noche: a esta hora hablan mas fuertes todos los manantiales. Y también mi alma es un manantial.
Es de noche: sólo a esta hora despiertan las canciones de los amantes. Y también mi alma es la canción de los amantes.
Hay en mí algo insatisfecho, algo insaciable, que quiere hablar. Hay en mí un ansia de amor, que habla así mismo el lenguaje de amor.
Luz soy: ¡hay si fuera noche! Mas ésa es mi soledad, estar circundado de luz.
¡Ay, si fuera yo noche y oscuridad! ¡Como iba a sorber de los pechos de la luz!
¡Aun a vosotras os bendeciría, pequeñas estrellas centelleantes, luciérnagas del cielo! Vuestros regalos de luz me darían la dicha.
Pero yo vivo en mi propia luz, yo reabsorbo en mí las llamas que de mi brotan.
Desconozco la felicidad de quien recibe: con frecuencia he soñado que el robar debe ser mas deleitoso que el aceptar.
En eso está mi pobreza: mi mano nunca descansa de dar. Esta es mi envidia: ver ojos que aguardan con avidez y noches en vela de anhelo.
¡Malaventurados los que dais! ¡Oh, eclipses de mi sol! ¡Oh, anhelo de anhelar! ¡Oh, hambre devoradora dentro de mi hartura!
Ellos toman de mí. Pero ¿toco yo siquiera su alma? Entre el dar y aceptar media un abismo: el abismo mas pequeño es el mas difícil de salvar.
De mi belleza brota un hambre: yo quisiera dañar a aquellos a quienes ilumino, y robar a aquellos a quienes colmo de regalos. ¡Tanta es mi hambre de maldad!
Retirar mi mano cuando ya otra se ha extendido hacia ella, vacilar como la cascada antes de despeñarse.- ¡Tanta es mi hambre de maldad!
Tal venganza imagina mi plenitud, tal maldad incuba mi maldad.
¡Mi gozo de dar murió, a fuerza de dar! ¡Mi virtud se cansó de sí misma por su misma exuberancia!
Quien siempre regala, está expuesto hasta perder el pudor: a quien siempre distribuye, la mano y el corazón se le encallece de tanto repartir.
Mis ojos no se inundan ya de lágrimas ante la vergüenza de los que piden: mi mano se ha endurecido, ya no sienten el temblor de las manos llenas.
¿Adonde fueron las lágrimas de mis ojos y la gala de mi corazón? ¡Oh, soledad de los generosos! ¡Oh, silencio de los que brillan!
Muchos soles giran en los espacios vacíos: a todo lo que es oscuro le hablan con su luz contra lo que brillan - para mí, callan.
¡Ay, así es la enemistad de la luz contra lo que brillan: despiadada sigue su camino!
Injusto en lo más hondo de su corazón contra cuanto brilla, frío con los soles: así caminan todos los soles.
Semejantes a huracanes, vuelan los soles por sus órbitas. Siguen en su voluntad inexorables: ésa es su frialdad.
¡Ay, solamente vosotros, los oscuros y nocturnos, extraéis calor de los que brillan, solamente vosotros bebéis la leche y consuelo de las ubres de la luz.
¡Ay, hielo me rodea, hielo abraza mi mano! ¡Ay, en mí hay sed, que desfallece por vuestra sed!
Es de noche: ¡Ay, que yo tenga que ser luz! ¡Y sed de lo nocturno! ¡Y soledad!
Es de noche: a esta hora brota de mí mi deseo, cual una fuente. - Hablar es lo que deseo.
Es de noche: a esta hora hablan mas fuerte todos los manantiales. Y también mi alma es una fuente saltarina.
Es de noche: a esta hora despiertan las canciones de los amantes, y también mi alma es la canción de un amante.

Así habló Zarathustra.

Extracto del libro:
ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA (1883), de Friedrich Nietzsche (1844-1900), página 96-97 de la editorial La Oveja Negra, 1984.  

viernes, 13 de mayo de 2016

NOCTALGIA (Parte Final)

Miro a mi alrededor y observo cada objeto que se encuentra en ella, hasta donde la claridad alcanza a iluminar. La ventana deja ver en el exterior un paisaje hermoso que jamás me había dado cuenta que estaba ahí. Observo también con luz tenue el pequeño estante que está dentro de la habitación con unos libros desordenados en los entrepaños, un jarrón con unas flores secas, el reloj de luz incandescente ya no brillaba tanto y en la mesa están unas hojas con algunos garabatos escritos en perfectos desorden y otros tantos estaban en el suelo ya dándole la luz del sol.

Cerca de la mesa está la cama con las sábanas sin orden alguno, la sábana estaba tirando hacia el suelo como si alguien hubiese dormido allí y no pude haber sido yo pues llevo varios días despierto. Junto a la cama, la mesita de noche con la gaveta y las puestas abiertas. Al ver esto  entró en mí un sobresalto que se me erizó toda la piel, pensé de inmediato que algo malo habría pasado, un ladrón seguro entró, ese fue mi primer pensamiento pero al instante reacciono preguntándome en qué momento si siempre he estado aquí. La claridad de la mañana ya entraba en casi toda la habitación dando su luz con el pie de la cama. Y mis ojos se abren como persianas al ver en el suelo una mano que se aclaraba su imagen al iluminarse el espacio. No podía dejar de seguir con la vista lo que continuaba, un brazo y un torso y luego logré ver un cuerpo completo tirado en el suelo. Las facciones de su rostro me eran conocidas.

Di traspiés hacia atrás, con el susto más grande de mi vida, tropecé con la mesa lanzándola en el suelo y con el volaron los papeles que estaban encima. Mientras caía al suelo vi caer en cámara lenta esos papeles como las hojas secas de otoño que caen tumbadas por el viento helado del norte. Me arrastré tan rápido como pude a la esquina de la habitación en que aún no dada mucho el sol. El susto no pasaba todavía, venían a mi pensamientos de ¿Quién era? ¿Estará muerto? ¿Quién lo mató o de que murió? ¿Porque estaba ahí?
Mientras aguardaba en la esquina prendado del miedo, el sol seguí su avance y aunque no quería mirar más ni descubrir quién era esa persona tirada en el suelo de mi cuarto no podía dejar de hacerlo. Miré con más asombro aún al notar que la mesa que pensé que había tirado estaba de pie con sus hojas de papel encima. Cerré los ojos y apreté las manos y sentí un crujir entre ellas, abrí las manos y tenía una hoja de papel que arrastré conmigo al colocarme en ese reducto espacio que me acobijaba como los brazos protectores de una madre.

Tomé el papel con ambas manos y empecé a desdoblar su corrugada estructura, estaba escrito algo que se fue develando como una cortina ante mis ojos, y con mucho asombro pude leer “Que nadie sea acusado de mi muerte” más abajo estaba escrito de forma temblorosa “Sam…”

Me levante de mi sitio seguro pues el miedo se había ido y camine con mucha calma hacia la mesa de escribir, y recordando al fin  lo que tenía en mente por hacer tomé el lapicero y la hoja de papel y escribí “descubrir la vida es encontrar la muerte…voy tras los pasos de mi amor” y más abajo coloqué con mano firme “Sam…”


FIN. -

Henry Martínez.-

sábado, 7 de mayo de 2016

NOCTALGIA (Parte IV)


Me detuve a pensar cuando fue la última vez que pude descansar, y mi memoria comenzó de nuevo a dar vueltas pero de inmediato alcancé a toparme con algunos pensamientos poco claros pero que al mismo tiempo daban luces de algo de lo que ya había vivido.

Pasaba por mi mente como una película de mis ilusiones con una chica muy guapa, agradable y sonriente, delicada como un manjar de ricas frutas, con piel tan tersa como un manto de seda en las suaves manos de un bebé. Recordé que me amaba con locura y que se prendía a mis brazos con tanta pasión como las amapolas abrasan al sol en las mañanas y danzan con el pasar de las horas juntos sin quitarse la vista una del otro. Así recordaba a esa chica que pasó fugazmente por mis pensamientos. Luego y sin saber por qué, estaba solo, lleno de angustias y sobre saltos, desesperado y deprimido, llorando como si algo se hubiese separado de mí, sentía mi alma partida en pedazos y no daba la razón del porqué. Continuaba recordando con mucho esfuerzo. Me veía llorando en mi cama, sentado en la orilla con las manos tapando mi cara, con pensamientos insanos sobre mi vida…pero una neblina comienza a toparse entre lo que observo y hace huir esos recuerdos.

Me decido a hacer un posible último esfuerzo y empiezo a dar manotazos para que se disperse la neblina pero ya no veo nada, ya no me veo en la habitación e intento buscarme para permanecer en esto que estoy recordando. Busco y busco pero nada, y en medio de todo se reinicia mi desespero y mi fatiga, todo se revuelve y comienza una vez más a dar vueltas. Recuerdo en respirar profundo como lo hice la última vez para que se tranquilice mi entorno, y cuando exhalo abro los ojos lentamente para darme cuenta que nunca los había cerrado. Al parecer estuve de pie frente a la ventana todo este tiempo, y observo que los primeros rayos de sol despuntas entre las montañas y los sonidos de las aves se escuchan con alegrías de cantos de glorias. La luz del amanecer pasan entre los vidrios de la ventana iluminando mi silueta, besa el piso y sigue suavemente arrastrándose con sigilo por cada palmo de la madera del suelo mientras mi mirada lo persigue como esperando descubrir algo.

Ya la luz del sol topa con las patas de la mesa y me hace recordar que no he escrito nada, sube entre ellas y baña el fondo debajo de la tabla de la mesa, y me recuerda que sigo sin escribir nada. 
  

La luz del astro rey continua avanzando poco a poco queriendo iluminar toda la habitación, un aro de  claridad topa con mis pies pero inmutable sigue su andar. No siento el calor de este nuevo día, y mi visión parece esfumarse, por lo que doy unos pasos hacia atrás que parecen interminables pues no me tropiezo con nada como si la habitación estuviese vacía.
Continua...

Henry Martínez.-